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Noche toledana, Potosí, Popurrí, Adonis, Capitán Araña, Arpía y Estar en Babia. Significado y origen de algunas expresiones populares






Pasar una noche toledana


Frase proverbial de uso popular con la que se denota pasar una noche sin dormir, por disgustos o molestias que le impiden a uno entregarse al sueño. Su origen es el siguiente:
Nombrado el joven Yusuf gobernador de Toledo, causaron tales disturbios sus excesos, que en poco estuvo el que le costara la vida. Pero los magnates toledanos mediaron a favor suyo, y disponiendo su encierro para la mayor seguridad de su persona y más pronta recuperación de la tranquilidad perdida, solicitaron su deposición al emir, el cual dispuso fuese reemplazado por su padre Amrú, quien solicitó el cargo, deseoso de vengar el ultraje que presumía haber recibido en la persona de su hijo. Con efecto, en el año 806 se le terció la coyuntura apetecida con ocasión de pernoctar en Toledo el hijo de Abd-el-Rhaman, joven de quince años que pasaba a la España oriental mandando un cuerpo de caballería compuesto de cinco mil hombres. So pretexto de celebrar la llegada de este príncipe con un banquete, invitó el vengativo a los magnates de Toledo; y cuando se encontraban éstos entregados a los placeres propios del festín, cayó sobre ellos la tropa de Abd-el-Rhaman, pasando á cuchillo a cuatrocientos individuos de la grandeza. Desde entonces se atribuye ese sentido de pasar una noche tan mala como la de aquellos.

Cursi.

No hace muchos años que en una de las más bellas ciudades de Andalucía moraba una familia, parte de la cual la componían varias hermanas que vistiendo lujosamente, lo hacían, empero, con pésimo gusto y ridícula afectación, atendidas las leyes de la exigente, despótica o inexorable moda. Unos cuantos jóvenes de buen humor pertenecientes a las clases más distinguidas de aquella localidad, aficionados a burlarse hasta de su propia sombra, y que para entenderse mejor en sus reuniones privadas, habían adoptado un lenguaje especial, tan sólo de ellos conocido, consistente por lo regular en el uso de la metátesis (Según el Diccionario de la RAE en su vigésimo segunda edición sería “Cambio de lugar de algún sonido en un vocablo; p. ej., en perlado por prelado”. Era figura de dicción, según la preceptiva tradicional) dieron en llamar "cur si" a toda aquella persona que en su modo de vestir lujoso, pero desgarbado, era una viva imitación de aquellas señoras, bien así como a todo objeto chocarrero o inelegante, aún cuando de valor; de donde, repetido un día y otro dicho término, llegó a hacerse en breve de un uso común y corriente, hasta el extremo de verse precisada nuestra Academia a darle cabida en las columnas de la última edición de su Diccionario.

Patena. -Limpio como la patena.

Dícese de todo aquello que está muy limpio y reluciente, como queda la patena en el acto de la celebración de la misa después que el sacerdote la ha restregado prolijamente con las yemas de los dedos pulgar e índice, á fin de que no quede en ella la más mínima partícula consagrada.

Popurrí (y no “pupurrí” como mucha gente pronuncia)



Esta voz, puramente francesa, compuesta de pot y pourri, y equivalente en nuestro idioma a olla podrida, ha prevalecido en nuestro suelo sin necesidad alguna para comparar, con este manjar toda miscelánea literaria o musical, y también aquella comisión, revoltillo o desbarajuste de hechos o ideas, cuya comprensión se sustrae a la mente del espectador. Siendo un plato genuino de España (del que ya habla Cervantes en El Quijote) y que consta de una mezcolanza de legumbres, verduras y carnes; el primero y más antiguo cocido con alubias rojas con carnes poderosas como chorizo, pezuña, morcilla, cecina, y con huevo, relleno. Hoy se parecería a lo que hoy entendemos por “potaje” pero sin la connotación negativa que éste tiene o por “batiburrillo”. Lo curioso es que fueron los franceses los que le dieron el nombre de pot pourri (de ahí popurrí) cuando sus tropas invadieron por 1808 las tierras hispanas, al conocer este plato tan nuestro. Posteriormente y a lo largo del s. XIX cuando desde Francia y con la eclosión de géneros musicales cuando se pretende realizar una mezcla de composiciones musicales variadas, hablan de un “popurrí” de canciones y esa acepción pasa a nosotros afrancesada.

Potosí. -Es un Potosí. Vales un Potosí.

Aplícase a aquella casa muy acaudalada, al negocio que produce rentas pingües, o la persona cuyo valor antes una acción concreta y puntual ocasiona que sin ella no se habría conseguido lo que se pretendía. Su origen menciona alusión a las ricas minas de plata en que abunda aquella ciudad de Perú, las cuales fueron descubiertas en el año de 1645.

Adonis. -Es un Adonis.



Aplícase al mancebo hermoso y bien dispuesto, con alusión a un personaje mitológico así llamado, Adonis cazador. Cuando Adonis nació, era un bebé tan hermoso que Venus (Afrodita) quedó hechizada por su belleza, así que lo encerró en un cofre y se lo dio a Perséfone para que lo guardara, pero cuando ésta descubrió el tesoro que guardaba quedó también encantada por su belleza sobrenatural y rehusó devolverlo. La disputa entre las dos diosas fue resuelta por Zeus (o Calíope, según las versiones), quien decidió que Adonis pasase cuatro meses con Afrodita, cuatro con Perséfone y los cuatro restantes del año con quien quisiera. Adonis sin embargo prefería vivir con Afrodita, pasando también con ella los cuatro meses sobre los que tenía control. Adonis murió destrozado por los colmillos de un jabalí enviado por Artemisa como represalia por la implicación de Afrodita en la muerte de Hipólito. Otras versiones cuentan que el jabalí era el celoso amante transformado de Afrodita, Ares. Afrodita roció néctar sobre su cuerpo, de forma que cada gota de su sangre se convirtió en una flor roja llamada anémona. Cuando Afrodita corrió a socorrerle se hirió con unas zarzas y sus gotas de sangre se transformaron en unas flores parecidas a las rosas que se llamaron «adonis». Desde entonces cuando alguien dice de otro que es un adonis, se refiere a un icono de la belleza masculina como hoy podrían serlo Cristiano Ronaldo, Brad Pitt, etcétera.

Araña. -Parecerse al patrón, Araña.

Dícese por los que exhortan a otros a hacer; aquello mismo que ellos huyen, como lo atestigua el refrán: El patrón Araña embarca, y él se queda en tierra. Algunos dicen: Parecerse al capitán Araña, y tal vez vayan más fundados, pues según testimonio de personas fidedignas, cuando a principios del último tercio del siglo pasado se enviaba a las Américas gente de nuestro país, con el fin de combatir a los insurrectos de aquel suelo, existía en una de las ciudades de nuestro litoral un capitán de buque llamado Araña, (nombre que el vulgo hubo de transformar luego festivamente en Araña), del cual se cuenta que después de reclutar individuos con el precitado objeto, nunca más volvió a emprender viaje alguno allende los mares. Con motivo de esta significación la palabra Campana.

Arpía. -Ser una arpía, ó Ponerse hecho una arpía.




Aplícase a la persona huraña y de genio agreste, y a veces también á la que es hábil y mañosa para sacarlo a otro sus intereses.
Las arpías eran unos monstruos fabulosos, hijos de Neptuno y de la Tierra, sumamente voraces, que al rostro de mujer unían cuerpo de buitre con alas, garras en los pies y en las manos, y orejas de oso. Las principales se llamaban Aello, Ocipete y Celeno.

Babia. -Como el que está en Babia.


Entendiese comúnmente por Babia el país de los tontos; por eso se dice que está en Babia el que se halla completamente distraído y alelado. Babieca, babieco y Babia proceden todas ellas de la palabra baba y aluden a los bobos, a quienes se les cae. La versión más moderna que conoce Iribarren es la siguiente:

«¿Que por qué se dice estar en Babia cuando se está como ausente o ajeno a lo que sucede en torno? Parece que los reyes de León gustaban, como gente fina que eran, de pasar largas temporadas de verano en Babia, cuando todavía los duques de Luna no habían fijado allí su puesto de mando para expoliar el país. Babia era una región placentera, bien abastada, bien comunicada, guardada por gente pacífica e hidalga, leal al rey y, entonces, con buenos cazadores de osos, corzos y jabalíes. Ordoños, Ramiros, Alfonsos y Fernandos se encerraban en Babia muchas veces, huyendo de las intrigas de la Corte y de las ambiciones de nobles y prelados empeñados en instaurar la modalidad feudal. A veces los fieles súbditos leoneses echaban de menos a su monarca ausente, mientras las intrigas repetían: El rey está en Babia.» y con esto daban a entender que Su Alteza no quería saber nada de nada. Desde entonces, «estar en Babia» se dice de un estado psicológico que está entre el «dolce far niente» y el «no quiero saber nada».
Chema García