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Noche toledana, Potosí, Popurrí, Adonis, Capitán Araña, Arpía y Estar en Babia. Significado y origen de algunas expresiones populares






Pasar una noche toledana


Frase proverbial de uso popular con la que se denota pasar una noche sin dormir, por disgustos o molestias que le impiden a uno entregarse al sueño. Su origen es el siguiente:
Nombrado el joven Yusuf gobernador de Toledo, causaron tales disturbios sus excesos, que en poco estuvo el que le costara la vida. Pero los magnates toledanos mediaron a favor suyo, y disponiendo su encierro para la mayor seguridad de su persona y más pronta recuperación de la tranquilidad perdida, solicitaron su deposición al emir, el cual dispuso fuese reemplazado por su padre Amrú, quien solicitó el cargo, deseoso de vengar el ultraje que presumía haber recibido en la persona de su hijo. Con efecto, en el año 806 se le terció la coyuntura apetecida con ocasión de pernoctar en Toledo el hijo de Abd-el-Rhaman, joven de quince años que pasaba a la España oriental mandando un cuerpo de caballería compuesto de cinco mil hombres. So pretexto de celebrar la llegada de este príncipe con un banquete, invitó el vengativo a los magnates de Toledo; y cuando se encontraban éstos entregados a los placeres propios del festín, cayó sobre ellos la tropa de Abd-el-Rhaman, pasando á cuchillo a cuatrocientos individuos de la grandeza. Desde entonces se atribuye ese sentido de pasar una noche tan mala como la de aquellos.

Cursi.

No hace muchos años que en una de las más bellas ciudades de Andalucía moraba una familia, parte de la cual la componían varias hermanas que vistiendo lujosamente, lo hacían, empero, con pésimo gusto y ridícula afectación, atendidas las leyes de la exigente, despótica o inexorable moda. Unos cuantos jóvenes de buen humor pertenecientes a las clases más distinguidas de aquella localidad, aficionados a burlarse hasta de su propia sombra, y que para entenderse mejor en sus reuniones privadas, habían adoptado un lenguaje especial, tan sólo de ellos conocido, consistente por lo regular en el uso de la metátesis (Según el Diccionario de la RAE en su vigésimo segunda edición sería “Cambio de lugar de algún sonido en un vocablo; p. ej., en perlado por prelado”. Era figura de dicción, según la preceptiva tradicional) dieron en llamar "cur si" a toda aquella persona que en su modo de vestir lujoso, pero desgarbado, era una viva imitación de aquellas señoras, bien así como a todo objeto chocarrero o inelegante, aún cuando de valor; de donde, repetido un día y otro dicho término, llegó a hacerse en breve de un uso común y corriente, hasta el extremo de verse precisada nuestra Academia a darle cabida en las columnas de la última edición de su Diccionario.

Patena. -Limpio como la patena.

Dícese de todo aquello que está muy limpio y reluciente, como queda la patena en el acto de la celebración de la misa después que el sacerdote la ha restregado prolijamente con las yemas de los dedos pulgar e índice, á fin de que no quede en ella la más mínima partícula consagrada.

Popurrí (y no “pupurrí” como mucha gente pronuncia)



Esta voz, puramente francesa, compuesta de pot y pourri, y equivalente en nuestro idioma a olla podrida, ha prevalecido en nuestro suelo sin necesidad alguna para comparar, con este manjar toda miscelánea literaria o musical, y también aquella comisión, revoltillo o desbarajuste de hechos o ideas, cuya comprensión se sustrae a la mente del espectador. Siendo un plato genuino de España (del que ya habla Cervantes en El Quijote) y que consta de una mezcolanza de legumbres, verduras y carnes; el primero y más antiguo cocido con alubias rojas con carnes poderosas como chorizo, pezuña, morcilla, cecina, y con huevo, relleno. Hoy se parecería a lo que hoy entendemos por “potaje” pero sin la connotación negativa que éste tiene o por “batiburrillo”. Lo curioso es que fueron los franceses los que le dieron el nombre de pot pourri (de ahí popurrí) cuando sus tropas invadieron por 1808 las tierras hispanas, al conocer este plato tan nuestro. Posteriormente y a lo largo del s. XIX cuando desde Francia y con la eclosión de géneros musicales cuando se pretende realizar una mezcla de composiciones musicales variadas, hablan de un “popurrí” de canciones y esa acepción pasa a nosotros afrancesada.

Potosí. -Es un Potosí. Vales un Potosí.

Aplícase a aquella casa muy acaudalada, al negocio que produce rentas pingües, o la persona cuyo valor antes una acción concreta y puntual ocasiona que sin ella no se habría conseguido lo que se pretendía. Su origen menciona alusión a las ricas minas de plata en que abunda aquella ciudad de Perú, las cuales fueron descubiertas en el año de 1645.

Adonis. -Es un Adonis.



Aplícase al mancebo hermoso y bien dispuesto, con alusión a un personaje mitológico así llamado, Adonis cazador. Cuando Adonis nació, era un bebé tan hermoso que Venus (Afrodita) quedó hechizada por su belleza, así que lo encerró en un cofre y se lo dio a Perséfone para que lo guardara, pero cuando ésta descubrió el tesoro que guardaba quedó también encantada por su belleza sobrenatural y rehusó devolverlo. La disputa entre las dos diosas fue resuelta por Zeus (o Calíope, según las versiones), quien decidió que Adonis pasase cuatro meses con Afrodita, cuatro con Perséfone y los cuatro restantes del año con quien quisiera. Adonis sin embargo prefería vivir con Afrodita, pasando también con ella los cuatro meses sobre los que tenía control. Adonis murió destrozado por los colmillos de un jabalí enviado por Artemisa como represalia por la implicación de Afrodita en la muerte de Hipólito. Otras versiones cuentan que el jabalí era el celoso amante transformado de Afrodita, Ares. Afrodita roció néctar sobre su cuerpo, de forma que cada gota de su sangre se convirtió en una flor roja llamada anémona. Cuando Afrodita corrió a socorrerle se hirió con unas zarzas y sus gotas de sangre se transformaron en unas flores parecidas a las rosas que se llamaron «adonis». Desde entonces cuando alguien dice de otro que es un adonis, se refiere a un icono de la belleza masculina como hoy podrían serlo Cristiano Ronaldo, Brad Pitt, etcétera.

Araña. -Parecerse al patrón, Araña.

Dícese por los que exhortan a otros a hacer; aquello mismo que ellos huyen, como lo atestigua el refrán: El patrón Araña embarca, y él se queda en tierra. Algunos dicen: Parecerse al capitán Araña, y tal vez vayan más fundados, pues según testimonio de personas fidedignas, cuando a principios del último tercio del siglo pasado se enviaba a las Américas gente de nuestro país, con el fin de combatir a los insurrectos de aquel suelo, existía en una de las ciudades de nuestro litoral un capitán de buque llamado Araña, (nombre que el vulgo hubo de transformar luego festivamente en Araña), del cual se cuenta que después de reclutar individuos con el precitado objeto, nunca más volvió a emprender viaje alguno allende los mares. Con motivo de esta significación la palabra Campana.

Arpía. -Ser una arpía, ó Ponerse hecho una arpía.




Aplícase a la persona huraña y de genio agreste, y a veces también á la que es hábil y mañosa para sacarlo a otro sus intereses.
Las arpías eran unos monstruos fabulosos, hijos de Neptuno y de la Tierra, sumamente voraces, que al rostro de mujer unían cuerpo de buitre con alas, garras en los pies y en las manos, y orejas de oso. Las principales se llamaban Aello, Ocipete y Celeno.

Babia. -Como el que está en Babia.


Entendiese comúnmente por Babia el país de los tontos; por eso se dice que está en Babia el que se halla completamente distraído y alelado. Babieca, babieco y Babia proceden todas ellas de la palabra baba y aluden a los bobos, a quienes se les cae. La versión más moderna que conoce Iribarren es la siguiente:

«¿Que por qué se dice estar en Babia cuando se está como ausente o ajeno a lo que sucede en torno? Parece que los reyes de León gustaban, como gente fina que eran, de pasar largas temporadas de verano en Babia, cuando todavía los duques de Luna no habían fijado allí su puesto de mando para expoliar el país. Babia era una región placentera, bien abastada, bien comunicada, guardada por gente pacífica e hidalga, leal al rey y, entonces, con buenos cazadores de osos, corzos y jabalíes. Ordoños, Ramiros, Alfonsos y Fernandos se encerraban en Babia muchas veces, huyendo de las intrigas de la Corte y de las ambiciones de nobles y prelados empeñados en instaurar la modalidad feudal. A veces los fieles súbditos leoneses echaban de menos a su monarca ausente, mientras las intrigas repetían: El rey está en Babia.» y con esto daban a entender que Su Alteza no quería saber nada de nada. Desde entonces, «estar en Babia» se dice de un estado psicológico que está entre el «dolce far niente» y el «no quiero saber nada».
Chema García

La Alberca: Ofertorio a la Virgen de la Asunción




La Alberca es una localidad sureña de la provincia salmantina ubicada en las estribaciones de la Sierra de la Francia. Está rodeada de bosques de robles y castaños. La fauna es rica en el lobo ibérico, el jabalí, el corzo, la cabra hispánica reintroducida con éxito hace algunos años, el gato montés, el zorro y las jinetas entre otros. Entre las aves destacan las rapaces como el águila real, el buitre leonado, el milano, el ratonero y la cigüeña negra.

Su nombre “Alberca” del se quiere derivar de Al-Bereka y éste del árabe Al-birkah (el estanque o construcción para albergar agua destinada al regadío), asegurando la tradición que se llamó Valdelaguna, quizá por la abundancia de aguas que hay en el contorno. Sus alrededores están marcados por el topónimo Francia, como la Peña de Francia, el río Francia, y varios pueblos así llamados en la Edad Media, al ser repoblado por franceses desde que por tierras salmantinas llegaran repobladores liderados por Raimundo de Borgoña. En 1215 ya aparece “La Alberca” con dicho nombre cuando Alfonso IX de León establece allí y en Miranda los límites de su reino leonés.

La fiesta que aquí acontece se llama Ofertorio a la Virgen de la Asunción, conocida esta tradición como el Diagosto. Son las fiestas más importantes de La Alberca. Están declaradas de Interés Turístico Nacional, y se celebran del 14 al 18 de Agosto.



Ofertorio a la Virgen de la Asunción

Inicialmente el Ofertorio se produce cada domingo en cualquier Eucaristía o “misa” donde llegado el momento se ofrece a Dios el pan y el vino a modo de sacrificio. El día de mayor fiesta en multitud de pueblos se realiza un ofrecimiento anual a la Virgen de una serie de viandas y sacrificios dando gracias por los favores otorgados y pidiendo para que el próximo año la Virgen pueda interceder y no deje a los habitantes del pueblo desamparados sin su protección.

Por la mañana, un tamborilero es el encargado de dar el pasacalles. A media mañana, autoridades, mayordomos, cofrades y danzarines, se reunen en la Plaza Mayor, desde donde parten en comitiva hacia la Iglesia Parroquial.

La Plaza Mayor goza de una riqueza en sí misma espectacular. A sus soportales con fachadas y balconadas de madera, sustentadas por columnas de piedra, hay que añadir un magnífico Crucero de piedra donde están tallados los símbolos de la Pasión de Cristo, con sumo detalle. Aparecen no sólo clavos, instrumental de tortura o una enorme escalera para el desenclave sino que sale hasta la bolsa donde Judas albergó sus 30 monedas de plata.



Las mujeres sacan a relucir los cobertores bordados más lucidos de los que presumen, guardados con celo y que pasan de madres a hijas, para engalanando los balcones de semejante arquitectura serrana, provocan en sus fachadas un contraste colorido entre las más aromáticas flores, colchas, paños y mantones... escoltando a foráneos, autoridades, mayordomos y danzarines, y sobre todo a la Virgen patrona. Después de la Misa Mayor, la talla de la Virgen de la Asunción es llevada en procesión, hasta la plaza mayor de origen renacentista, y ornada para la ocasión.

Colocada la imagen en el flanco sur de la Plaza, da comienzo el Ofertorio. Un ritual con un orden muy estricto y solemne, en el que primero ofrecen autoridades y Mayordomos ataviados con los trajes típicos arrodillándose tres veces, en tres sitios determinados ante la Patrona y nunca dándole la espalda. Después ofrecen de la misma manera las familias de los Mayordomos; cada familia sale por una de las cuatro esquinas de la Plaza, y en un riguroso orden de parentesco, los familiares del Mayordomo van “ofreciendo”.

VarlaniaTraje de Vistas



Es este uno de los días, donde se pueden contemplar con mayor belleza los trajes de La Alberca, y como no el espectacular Traje de Vistas, que lucen las Mayordomas y las novias el día de la boda y los más mozos los vestidos más sobrios de sus abuelos. El Traje de Vistas se encuentra entre los más ricos de España. De influencias orientales, árabes y judías. Se compone de sedas, linos y terciopelos solamente en el refajo. Además están las sayas, el manteo y el jubón se completa con una orfebrería barroca, con enormes collares de filigrana dorada, oro, plata y coral, relicarios, amuletos y talismanes. Se acompaña además de adornos con forma de trucha para bien fecundar, el león guardián de la virginidad, castañas y sonajeros.

Son de reseñar los motivos de los bordados típicos de la Alberca como el águila bicéfala, el león y la trucha, junto a motivos florales y geométricos con formas sumamente originales y por lo tanto no sólo únicas sino con un sello de distinción que se reconoce por donde quiera que van.



Símbolo de Inquisición en dintel de casa serrana, existe en dos viviendas de La Alberca.
Las adinteladas casas serranas, uno de cuyos máximos exponentes es la Alberca, son en su mayoría del siglo XVIII como aparece en muchos dinteles de sus puertas. Estos albergan una simbología rica en torno a un mundo mágico-religioso que aparece representado con exquisita pulcritud. Uno de ellos son los símbolos de la Inquisición que tuvo aquí cárcel y Tribunal y rollo para los reos.


Las casas están en su mayoría construidas con un entramado de madera que sirve de armazón y rellenado con un mortero a base de canto y barro, destacando sus primeras plantas por ser de robusta piedra de granito que abunda por la zona.




El famoso dicho a cada cerdo le llega su San Martín adquiere en esta villa su máxima expresión, cambiando el santo por San Antón y es que cada año a un cerdo joven se le suelta por las calles del pueblo, entre todos los vecinos se le da de comer, se le aloja y cuida como si fuera propio, puesto que más adelante se produce una subasta y el vecino que en suerte le toque, se lo queda y se lo come, tras ser alimentado por todos. De esta tradición hay una estatua dedicada a semejante tradición. Y es que la Alberca es un lugar tradicional por sus matanzas, chacinas, y afamadas carnes de cerdo, animal del que dicen que no se desperdician ni los andares. También conocidas son sus mieles (recomiendo la de romero) y turrones. Muchas otras tradiciones curiosas y originales como la Moza de Ánimas, San Antón, La Loa, el Patahenos, que dejo a los más curiosos indaguen por ahí y les animo a descubrirlas. Los Días del Pendón, el de Majadas y el del Trago revierten en esta villa una riqueza etnográfica sin parangón lo que le provocó hace ya setenta años que lo nombraran el primer pueblo de España como Monumento Nacional Artístico.



Documento audovisual de la fiesta del Diagosto en la La Alberca (por Chema García)

Chema García

"La vida en un día" y yo descanso por vacaciones




No se trata con el título de este post de generar una incertidumbre similar a la generada en la archiconocida película “La Vida de Brian” cuando Brian intenta convencer a un público más o menos entregado de lo que narra en una parábola, y será precisamente cuando diga algo aparentemente sin sentido cuando ya no tiene la necesidad de ser escuchado puesto que era una tapadera para poder huir en una persecución de los soldados romanos, es precisamente en ese momento cuando la masa enfervorizada le sigue.

Se trata simplemente de daros dos datos informativos el primero de ellos (que enseguida paso a contaros) va sobre el proyecto cinematográfico “La vida en un día” y la segunda simplemente el objetivo de este post es comentaros que durante unos días estaré de vacaciones y por lo tanto durante los mismos no habrá nuevas entradas o contestación a vuestros comentarios. En unos días volveremos a la carga, esperemos que con las
pilas cargadas.

La vida en un día es el nombre de un proyecto en el que estamos todos invitados. Es muy sencillo el próximo día de julio indicado tal y como viene explicado en esta url se puede llegar a ser seleccionado como codirector en un. festival del cine y el nombre de quien grabe algo cotidiano, si luego es seleccionado, verá su aparición junto al de Ridley Scott.

Con esta recomendación de que pongáis vuestras cámaras en uso tras vuestra más ferviente imaginación plasmada en la misma, me despido de vosotros por unos días que. me los voy a tomar de forma vacacional. He visto un par de comentarios recientemente y a los que gustosamente mostraré mi opinión a la vuelta de estos días de descanso. Mis felicitaciones a España por su victoria en Sudáfrica como nueva Campeona del Mundo y hasta muy pronto.


Chema García.



La creación de Brahma




Gustavo Adolfo Bécquer
Una leyenda de Bécquer de corte oriental, escrita y publicada en el mismo año que nacía el premio nobel hindú Sir Rabindranath Tagore, nos relata como en 1861 el conocimiento de la cosmogonía hindú no era extraña para nuestro genial poeta sevillano. Contenido que a continuación narro:

La creación

I
Los aéreos picos del Himalaya se coronan de nieblas oscuras en cuyo seno hierve el rayo, y sobre las llanuras que se extienden a sus pies flotan nubes de ópalo que derraman sobre las flores un rocío de perlas. Sobre la onda pura del Ganges se mece la simbólica flor del loto, y en la ribera aguarda su víctima el cocodrilo, verde como las hojas de las plantas acuáticas que lo esconden a los ojos del viajero. En las selvas del Indostán hay árboles gigantescos, cuyas ramas ofrecen un pabellón al cansado peregrino, y otros cuya sombra letal lo llevan desde el sueño a la muerte. El amor es un caos de luz y de tinieblas; la mujer, una amalgama de perjurios y ternura; el hombre, un abismo de grandeza y pequeñez; la vida, en fin, puede compararse a una larga cadena con eslabones de hierro y de oro.
II
El mundo es un absurdo animado que rueda en el vacío para asombro de sus habitantes. No busquéis su explicación en los Vedas, testimonios de las locuras de nuestros mayores, ni en los Puranas, donde, vestidos con las deslumbradoras galas de la poesía, se acumulan disparates sobre disparates acerca de su origen. Oíd la historia de la creación tal como fue revelada a un piadoso brahmín, después de pasar tres meses en ayunas, inmóvil en la contemplación de sí mismo y con los índices levantados hacia el firmamento.
III
Brahma es el punto de la circunferencia: de él parte y a él converge todo. No tuvo principio ni tendrá fin. Cuando no existían ni el espacio ni el tiempo, Maya flotaba a su alrededor como una niebla confusa pues, absorto en la contemplación de sí mismo, aún no la había fecundado con sus deseos. Como todo cansa, Brahma se cansó de contemplarse, y levantó los ojos en una de sus cuatro caras y se encontró consigo mismo, y abrió airado los de otra y tornó a verse, porque él lo ocupaba todo, y todo era él. La mujer hermosa, cuando pule el acero y contempla su imagen, se deleita en sí misma: pero al cabo busca otros ojos donde fijar los suyos, y si no los encuentra, se aburre. Brahma no es vano como la mujer, porque es perfecto. Figuraos si se aburriría de hallarse solo, solo en medio de la eternidad y con cuatro pares de ojos para verse.
IV
Brahma deseó por primera vez y su deseo, fecundando la creadora Maya que lo envolvía, hizo brotar de su seno millones de puntos de luz, semejantes a esos átomos microscópicos y encendidos que nadan en el rayo del sol que penetra por entre la copa de los árboles. Aquel polvo de oro llenó el vacío, y al agitarse produjo miríadas de seres, destinados a entonar himnos de gloria a su creador. Los gandharvas, o cantores celestes, con sus rostros hermosísimos, sus alas de mil colores, sus carcajadas sonoras y sus juegos infantiles, arrancaron a Brahma la primera sonrisa, y de ella brotó el Edén. El Edén con sus ocho círculos, las tortugas y los elefantes que los sostienen, y su santuario en la cúspide.
V
Los chiquillos fueron siempre chiquillos: bulliciosos, traviesos e incorregibles, comienzan por hacer gracia; una hora después aturden y concluyen por fastidiar. Una cosa muy parecida debió de acontecerle a Brahma cuando, apeándose del gigantesco cisne que como un corcel de nieve lo paseaba por el cielo, dejó aquella turbamulta de gandharvas en los círculos inferiores y se retiró al fondo de su santuario. Allí donde no llega ni un eco perdido, ni se percibe el rumor más leve, donde reina el augusto silencio de la soledad y su profunda calma convida a las meditaciones, Brahma, buscando una distracción con que matar su eterno fastidio, después de cerrar la puerta con dos vueltas de llave, entregóse a la alquimia.
VI
Los sabios de la tierra, que pasan su vida encorvados sobre antiguos pergaminos, que se rodean de mil objetos misteriosos y conocen las extrañas propiedades de las piedras preciosas, los metales y las palabras cabalísticas, hacen, por medio de esta ciencia, transformaciones increíbles. El carbón lo convierten en diamante, la arcilla en oro; descomponen el agua y el aire, analizan la llama y arrancan al fuego el secreto de la vitalidad y la luz. Si todo esto consigue un mortal miserable con el reflejo de su saber, figuraos por un instante lo que haría Brahma, que es el principio de toda ciencia. De un golpe creó los cuatro elementos y creó también a sus guardianes: Agnis, que es el espíritu de las llamas; Vajous, que aúlla montado en el huracán; Varunas, que se revuelve en los abismos del océano, y Prithivi, que conoce todas las cavernas subterráneas de los mundos y vive en el seno de la creación. Después encerró en redomas transparentes y de una materia nunca vista gérmenes de cosas inmateriales e intangibles, pasiones, deseos, facultades, virtudes, principios de dolor y de gozo, de muerte y de vida, de bien y de mal. Y todo lo subdividió en especies y lo clasificó con diligencia exquisita, poniéndole un rótulo escrito a cada una de las redomas.
VIII
La turba de rapaces, que ensordecía en tanto con sus voces y sus ruidosos juegos los círculos inferiores del Paraíso, echó de ver la falta de su señor. «¿Dónde estará?», exclamaban los unos. «¿Qué hará?», decían entre sí los otros; y no eran parte a disminuir el afán de los curiosos las columnas de negro humo que veían salir en espirales inmensas del laboratorio de Brahma, ni los globos de fuego que desde el mismo punto se lanzaban volteando al vacío, y allí giraban como en una ronda luminosa y magnífica. La imaginación de los muchachos es un corcel y la curiosidad, la espuela que lo aguijonea y lo arrastra a través de los proyectos más imposibles. Movidos por ella, los microscópicos cantores comenzaron a trepar por las piernas de los elefantes que sustentan los círculos del cielo, y de uno en otro se encaramaron hasta el misterioso recinto donde Brahma permanecía aún absorto en sus especulaciones científicas. Una vez en la cúspide, los más atrevidos se agruparon alrededor de la puerta, y uno por el ojo de la llave y otros por entre las rendijas y claros de los mal unidos tableros, penetraron con la mirada en el inmenso laboratorio objeto de su curiosidad. El espectáculo que se ofreció a sus ojos no pudo menos de sorprenderles. Allí había diseminadas, sin orden ni concierto, vasijas y redomas colosales de todas hechuras y colores. Esqueletos de mundos, embriones de astros y fragmentos de lunas yacían confundidos con hombres a medio modelar, proyectos de animales monstruosos sin concluir, pergaminos oscuros, libros en folio e instrumentos extraños. Las paredes estaban llenas de figuras geométricas, signos cabalísticos y fórmulas mágicas, y en medio del aposento, en una gigantesca marmita colocada sobre una lumbre inextinguible, hervían con un ruido sordo mil y mil ingredientes sin nombre, de cuya sabia combinación habían de resultar las creaciones perfectas.
XI
Brahma, a quien apenas bastaban sus ocho brazos y sus dieciséis manos para tapar y destapar vasijas, agitar líquidos y remover mixturas, tomaba algunas veces un gran canuto, a manera de cerbatana, y así como los chiquillos hacen pompas de jabón valiéndose de las cañas del trigo seco, lo sumergía en el licor, se inclinaba después sobre los abismos del cielo y soplando en la una punta, aparecía en la otra un globo candente que, al lanzarse, comenzaba a girar sobre sí mismo y al compás de los otros que ya flotaban en el espacio.
XII
Inclinado sobre el abismo sin fondo, el creador les seguía con una mirada satisfecha, y aquellos mundos luminosos y perfectos, poblados de seres felices y hermosísimos sobre toda ponderación,que son esos astros que, semejantes a los soles, vemos aún en las noches serenas, entonaban un himno de alegría a su dios, girando sobre sus ejes de diamante y oro con una cadencia majestuosa y solemne. Los pequeñuelos gandharvas, sin atreverse ni aun a respirar, se miraban espantados entre sí, llenos de estupor y miedo ante aquel espectáculo grandioso.
XIII
Cansóse Brahma de hacer experimentos y, abandonando el laboratorio no sin haberle echado, al salir, la llave, y guardándola en el bolsillo, tornó a montar sobre su cisne con objeto de tomar el aire. Pero, ¡cuál no sería su preocupación cuando él, que todo lo ve y todo lo sabe, no advirtió que,abstraído en sus ideas, había echado la llave en falso! No le pasó lo mismo a la inquieta turba de rapaces que advirtiendo el descuido, le siguieron a larga distancia con la vista y, cuando se creyeron solos, uno empuja poquito a poco la puerta, éste asoma la cabeza, aquél adelanta un pie, acabaron por invadir el laboratorio, tardando muy poco en encontrarse en él como en su casa.
XIV
Pintar la escena que entonces se verificó en aquel recinto sería imposible. Primeramente examinaron todos los objetos con el mayor asombro; luego se atrevieron a tocarlos, y al fin terminaron por no dejar títere con cabeza. Echaron pergaminos en la lumbre para que sirvieran de pasto a las llamas; destaparon las redomas, no sin quebrar algunas; removieron las vasijas, derramando su contenido, y después de oler, probar y revolverlo todo, los unos se colgaron de los soles y estrellas aún no concluidos y pendientes de las bóvedas para secarse; los otros se subían por las osamentas de los gigantescos animales cuyas formas no habían agradado al señor. Y arrancaron las hojas de los libros para hacer mitras de papel, y se colocaron los compases entre las piernas a guisa de caballo, y rompieron las varas de virtudes misteriosas, alanceándose con ellas. Por último, cansados de enredar, decidieron hacer un mundo tal y como lo habían visto hacer.
XV
Aquí comenzó el gran bullicio, la confusión y las carcajadas. La marmita estaba candente. Llegó el uno, vertió un líquido en ella y se levantó una columna de humo. Luego vino otro, arrojó sobre aquel un elixir misterioso que contenía una redoma, con la que llegó casi sin aliento hasta el borde del receptáculo: tan grande era la vasija y tan rapazuelo su conductor. A cada nuevo ingrediente que arrojaban en la marmita se elevaban de su fondo llamaradas azules y rojas, que saludaba la alegre muchedumbre con gritos de júbilo y risotadas interminables.

XVI
Allí mezclaron y confundieron todos los elementos del bien y del mal, el dolor y la alegría, la fealdad y la hermosura, la abnegación y el egoísmo, los gérmenes del hielo destinados a mundos hechos de manera que el frío causase una fruición deleitosa en sus habitadores y los del calor compuestos para globos cuyos seres se habían de gozar en las llamas, y revolvieron los principios de la divinidad, el espíritu con la grosera materia, la arcilla y el fango, confundiendo en un mismo brebaje la impotencia y los deseos, la grandeza y la pequeñez la vida y la muerte. Aquellos elementos tan contrarios rabiaban al verse juntos en el fondo de la marmita
XVII
Hecha la operación, uno de ellos se arrancó una pluma de las alas, le cortó las barbas con los dientes y, mojando lo restante en el líquido, fue a inclinarse sobre el abismo sin fondo, y sopló, y apareció un mundo. Un mundo deforme, raquítico, oscuro, aplastado por los polos, que volteaba de medio ganchete, con montañas de nieve y arenales encendidos, con fuego en las entrañas y océanos en la superficie, con una humanidad frágil y presuntuosa, con aspiraciones de dios y flaquezas de barro. El principio de muerte, destruyendo cuanto existe, y el principio de vida, con conatos de eternidad, reconstruyéndolo con sus mismos despojos: un mundo disparatado, absurdo, inconcebible, nuestro mundo en fin. Los chiquillos que lo habían formado, al mirarle rodar en el vacío de un modo tan grotesco, le saludaron con una inmensa carcajada, que resonó en los ocho círculos del Edén.
XVIII
Brahma, al escuchar aquel ruido, volvió en sí y vio cuanto pasaba, y lo comprendió todo. La indignación llameó en sus pupilas. Su airado acento atronó el cielo y amedrentó a la turba de muchachos, que huyó sobrecogida y dispersa a puntapiés; y ya tenía levantada la mano sobre aquella deforme creación para destruirla, ya el solo amago había producido en ella esa gran catástrofe que aún recordamos con el nombre del Diluvio, cuando uno de los garzdharvas, el más travieso, pero el más mono, se arrojó a sus plantas, diciendo entre sollozos:-¡Señor, señor, no nos rompas nuestro juguete!
XIX
Brahma es grave, porque es dios y, sin embargo, tuvo que hacer un grande esfuerzo al oír estas palabras para no dejar reventar la risa que le retozaba en los ojos. Al cabo, reponiéndose, exclamó: -¡Id, turba desalmada e incorregible! Marchaos donde no os vea más con vuestra deforme criatura. Ese mundo no debe, no puede existir, porque en él hasta los átomos pelean con los átomos; pero marchad, os repito. Mi esperanza es que en poder vuestro no durará mucho. Dijo Brahma, y los chiquillos, dándose empellones y riéndose descompensadamente y arrojando gritos descomunales, se lanzaron en pos de nuestro globo, y éste le da por aquí, el otro le hurga por allá... Desde entonces ruedan con él por el cielo para asombro de los otros mundos y desesperación de sus habitantes. Por fortuna nuestra, Brahma lo dijo y sucederá así. Nada hay más delicado ni más temible que las manos de los chiquillos; en ellas, el juguete no puede durar mucho.



Varlania Firma Bécquer
El Contemporáneo
6 de junio, 1861

El matriarcado. Un mito antropológico




Representación de Diosa-Madre



Hace unos meses asistí a un curso sobre Políticas de Igualdad. Mi perplejidad se hizo patente cuando escuchaba hablar del patriarcado como contraposición a un supuesto y anterior matriarcado tomado como real (que habría existido realmente) y cómo esa tesis era aceptada como buena por muchos de los asistentes. Si uno intenta indagar seriamente en el tema se dará cuenta de que el matriarcado no existió de forma real sino que es un mito antropológico (creado por algunos teóricos de la antropología por sus deducciones pero que nunca llegó a existir en la práctica). Para adentrarnos en el supuesto matriarcado o gobierno de las mujeres en la sociedad, en algún momento y en algún lugar de nuestra humanidad hemos de recurrir a la Antropología y a la segunda mitad del siglo XIX.

En el siglo XIX la Antropología incluía un amplio campo de estudio desde la paleontología del cuaternario al folclore europeo, pasando por el estudio comparado de los pueblos aborígenes. En su segunda mitad se desarrollaron los llamados “evolucionismos”. El campo de estudio era el mencionado anteriormente pero el enfoque teórico para afrontarlo partía de que así como las especies evolucionaban de organismos sencillos a otros más complejos, las sociedades y las culturas de los humanos debían seguir el mismo proceso de evolución hasta producir estructuras complejas como su propia sociedad. El paso desde peces a reptiles, reptiles-aves y reptiles-mamíferos, primates superiores-homínidos y de la evolución de estos al hombre primitivo y de éste a las ciudades-estado (pasando por una evolución en sus creencias religiosas, en sus modelos sociales de gobierno con un inicial matriarcado en culturas de adoración a una diosa madre como las calcolíticas mediterráneas y de Oriente Próximo en oposición a una posterior evolución a tipos patriarcales que se darían en una amplísima zona donde se produjeron invasiones de indoeuropeos coincidiendo con la llegada de la Edad del Hierro; albergaría desde nuestra Península Iberia hasta el Indostán incluido), y de éstas a las civilizaciones hasta llegar a la actualidad.

Esa imagen que triunfó durante un tiempo en la historiografía no se sostiene desde hace unos 90 años (por la década de los años veinte del siglo XX). Rescatado quizá hace escasas décadas por grupos feministas a los que les encajaría genial un inicial gobierno de las mujeres en el que los hombres estarían subordinados por las armas, éstos se rebelarían contra ellas y ostentarían el poder subsumiendo a las féminas y desde entonces están conspirando para explotar y degradar al sexo femenino. Teoría disparatada cómo trataré de explicar a lo largo de estas líneas. Personalmente considero un error el enfoque de generar una guerra de sexos por mucho que hayan estado (que lo han estado y aún continúan en muchos aspectos) subyugadas las mujeres.
En un principio la Antropología se interesó por las mujeres casi exclusivamente por su importancia en los temas de parentesco, dentro de los que se incluye la polémica sobre si existió o no un sistema de organización social en el que las mujeres detentaran el poder.

Bachofen

Bachofen (1861), basándose en la mitología y en el derecho clásicos, sostiene la existencia de un matriarcado o ginecocracia y lo sitúa en un estadio de evolución humana anterior al patriarcado. Según el estudioso suizo, este matriarcado primitivo "se marchitó con el victorioso desarrollo" del patriarcado. Confunde “el gobierno de las mujeres” con la matrilinealidad o pertenencia exclusiva de la descendencia a la línea de la madre, como sucederá en los escritos de todos los antropólogos que, hasta Malinowski, sostendrán la existencia de un matriarcado primitivo.
Para Bachofen, la existencia de divinidades femeninas es prueba de que las mujeres dominaron la sociedad en algún momento de la historia porque, a su juicio, la tradición mítica refleja con fidelidad la realidad social y sus leyes.
Sin embargo, el culto a las diosas no implica necesariamente un estatus superior para las mujeres “de carne y hueso” y, mucho menos, que el poder estuviera en sus manos. Por el contrario, el culto a las divinidades femeninas puede interpretarse como una exaltación de las funciones reproductoras de las mujeres, fenómeno éste que se produce en el orden patriarcal que considera a las mujeres en tanto productoras de hijos.

Podríamos interpretar estos mitos como un recurso patriarcal para justificar que el poder se halle en manos de los varones, porque, al fin y al cabo, ya lo tuvieron antes las mujeres. Los mitos que narran la existencia de matriarcados primitivos podrían funcionar como legitimadores del poder masculino porque, de acuerdo a estos relatos, si las mujeres perdieron su estatus y sus privilegios fue por no saber gobernar con diligencia y justicia. Así, algunos mitos amazónicos cuentan que los varones vivían subyugados a las mujeres, las cuales poseían peligrosas vaginas dentadas. Los hombres se liberaron de la opresión femenina al arrancarles a las mujeres los dientes de sus vaginas y convertirlas en penetrables, podríamos añadir. Otros mitos, como el letuama y el macuma narran que las mujeres poseían los saberes de la caza, la pesca y la fecundación hasta que los hombres se rebelaron y vencieron al matriarcado, embarazando a las mujeres.


El Matriarcado (Bachofen, 1861)


Otras pruebas, irrefutables para Bachofen, de que los matriarcados existieron son "el mayor culto ofrecido a la luna, más que al sol, la preferencia mostrada por la tierra concipiente más que por el mar fecundante, por el lado oscuro de la muerte en la naturaleza más que por el luminoso del ser, por los muertos más que por los vivos, por la tristeza, duelo o luto, más que por la alegría (..)". Sin embargo, debemos tener en cuenta que la atribución de características femeninas a la tierra, la luna, la noche y la muerte y la concepción del cielo el sol, el día y la vida como masculinos es propia de los sistemas patriarcales que establecen una jerarquía en la que lo feminizado de la Naturaleza es inferior, oscuro, misterioso y peligroso y lo masculinizado es superior, luminoso, claro y dador de vida.

El matriarcado aparece dibujado por nuestro autor como íntimamente ligado a lo religioso, a la religiosidad oscura y lírica que rodea la adoración de deidades femeninas porque "...siempre que la mujer está situada en la cumbre, tanto de la vida como en el culto, se preservará el misterio con todos los cuidados". Es el misterio que envuelve la religión ginecocéntrica el arma que usaron las mujeres para arrebatar el poder concedido por las leyes naturales al más fuerte con "...manos más débiles".

Este matriarcado primigenio habría sido derrocado por el patriarcado cuando los varones descubrieron la paternidad, es decir al conocer su contribución biológica a la reproducción de la especie, que se traduce en el encumbramiento del masculino sol como astro más poderoso y venerado. El autor explica este cambio de gobierno recurriendo a la Orestíada de Esquilo, donde se narra cómo el derecho paterno vence al derecho materno tras enfrentarse, porque según las palabras de Apolo en esta obra: "Del hijo no es la madre engendradora/ es nodriza tan sólo de la siembra/ que en ella sembró. Quien la fecunda/ ése es su engendrador (...).
Lewis Morgan

El evolucionista Lewis Morgan estudia a los matrilineales amerindios iroqueses, en los que creyó encontrar el prototipo de ciudad matriarcal a la que Bachofen se refería. La organización social de estos pueblos permite a las mujeres controlar la economía cuya base es la horticultura Pero no puede hablarse de matriarcado porque, como han demostrado investigaciones posteriores, los representantes políticos son única y exclusivamente varones, luego la capacidad de decidir sobre asuntos que conciernen a toda la sociedad está vetada para las mujeres.
Del mismo siglo y perteneciente a la misma escuela teórica que Morgan, Maine, con su libro Ancient Law, en el que no sigue un planteamiento evolucionista, afirma la prioridad histórica del patriarcado sobre el matriarcado. Basándose en el derecho romano y en la India antigua, Maine considera que la primera comunidad humana fue la de los parientes agnados o hermanos que cohabitan con sus mujeres y su descendencia, o dicho de otra forma, afirma que la primera familia fue de tipo extenso patrilocal.

Malinowski

El debate sobre la existencia del matriarcado se cierra con Malinowski (sobre los años 20 del siglo XX) que aclara la confusión evolucionista entre matriarcado y matrifocalidad (descendencia perteneciente a la línea materna de manera exclusiva y residencia del matrimonio en el lugar de nacimiento de la mujer). Aunque es cierto que en las sociedades con matrilinealidad o matrilocalidad (residencia del matrimonio en el lugar de nacimiento de la mujer) las mujeres disfrutan de un estatus más alto que en las sociedades patrilineales (con descendencia de pertenencia exclusiva a la línea materna) o patrilocales (con residencia del matrimonio en el lugar de origen del varón). Esto no significa que el poder lo detenten las mujeres. Ahora bien, no es lo mismo para una mujer ser “la extraña en casa de extraños”, como ocurre cuando prevalece el principio de patrilocalidad, que vivir en el asentamiento donde se crió y donde vive su familia. De la misma forma, es distinta la cantidad de poder que puede ejercer una mujer cuya descendencia pertenezca a su linaje que otra mujer cuyos hijos pertenezcan al varón. Sin embargo incluso en estos casos el poder lo acaba detentando el hermano de la mujer, el sobrino de la tía, pero sigue estando en manos de hombres las decisiones económico-sociales y a día de hoy sigue sin demostrarse un solo caso de matriarcado en el mundo (ni actual ni del pasado).

La polémica sobre la existencia del matriarcado se retomó con el surgimiento de la Antropología del género y, en la actualidad, algunos sectores del feminismo sostienen que “el gobierno de las mujeres” primigenio fue una realidad y no sólo un mito.Teniendo en cuenta que las sociedades recolectoras/cazadoras de las que hoy se tiene noticia no son ni siquiera igualitarias, el patriarcado o sistema en que los varones poseen mayor poder y autoridad parece presentarse como la forma organización social que ha acompañado a los humanos desde que lo son.




Gorila de lomo plateado (Macho Alfa)


Las especies evolutivamente más cercanas al “homo sapiens” que pueblan hoy nuestro planeta (gorilas, chimpancés y orangutanes), observaremos que su organización es patriarcal y nuestros orígenes no debieron ser muy distintos a su situación actual. No afirmo que el patriarcado se lleve en los genes y por tanto, sea inderrocable, sino que el sistema de organización social de los grandes simios que también son seres culturales y con cierta capacidad de abstracción (aunque desde mi punto de vista no son capaces de significar esa abstracción o el simbolismo) como el de todas las sociedades humanas conocidas, el patriarcado. Si se puede sostener que todas las sociedades humanas son patriarcales sin que ello implique esencialismo, no debe parecer un determinismo biológico indicar como dato significativo para la antropología que las sociedades de otros primates cercanos (los gorilas, por ejemplo tienen un cociente intelectual de 70, como los humanos con deficiencia mental leve) también son patriarcales. Como se ha podido comprobar para el fenómeno de la agresividad masculina, Naturaleza y Cultura se hallan en una continua relación de retroalimentación pero la Cultura tiene el peso determinante. Por lo tanto en prácticamente todas las culturas conocidas se tengan estructuras patriarcales tiene más que ver con una estrategia adaptativa que no con la sumisión de la mujer a lo largo de la historia (aunque la realidad nos indica que han ido de la mano).





Opino como Marvin Harris cuando decía en el capítulo “El macho salvaje” de Vacas, cerdos, guerras y brujas aquello de que el sexo que controle la tecnología de la defensa y de la agresión para la autosupervivencia del grupo será quien domine. Y que yo sepa en todas las culturas del mundo siempre se ha otorgado este control al sexo masculino. Se podría esperar si las mujeres han controlado la educación de los niños/niñas que formaran niñas solidarias y agresivas a la par que niños tímidos, obedientes, trabajadores y recompensándoles por ser pasivos y no agresivos. Las mujeres monopolizarían la dirección de los grupos locales, serían las responsables de las relaciones chamánicas con los sobrenatural, Dios sería llamado ELLA y se esperaría que la forma de matrimonio ideal fuese la poliandria (con una sola mujer controlando los favores sexuales y económicos de varios hombres).

Pero la guerra es la que acaba con todas estas posibilidades y obliga por los enfrentamientos armados a generar varones feroces para garantizar la supervivencia de ese grupo. ¿Acabando con la guerra acabaremos con la creación educativa de individuos agresivos que ya no son necesarios para la superviviencia del grupo? ¿Para conseguir esto tendríamos que acabar con tantos comportamientos sociales en los que sin ser conscientes premiamos ese tipo de individuos y los legitimamos socialmente y consideramos bobos y pasmados precisamente a los no agresivos? ¿Qué tipo de hombre, en general acaban eligiendo o prefieren las mujeres como su pareja?¿Al agresivo-chulito que genera la dominación?¿Al pasivo-tímido que no genera problemas? ¿Qué opináis? No obstante, lo que está claro es que el matriarcado como tal no deja de ser un mito antropológico, rescatado recientemente.


Chema García