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El burro y el hombre






El hombre es ingrato y buena prueba de ello nos lo trae la percepción simbólica hacia los burros. El trato negativo en su visión que siempre ha tenido la humanidad hacia el pollino trasciende culturas y tiempos (desde que fue domesticado circa 5000 a C. hasta hoy). Sin embargo era imprescindible para los menos poderosos (que no podían hacerse con un caballo símbolo de poderío y represión) o los menos pudientes (los bueyes ostentaban precios encarecidos respecto de los asnos) que eran la mayoría. Tanto en la antigüedad como hoy, aportó un auxiliar elemental y básico como elemento motriz para todo tipo de quehaceres (arrastrando arados, moviendo muelas de molinos, norias; acarreando leña, grano, fruta; cuyo relincho se escucha a 3 kms en caso de peligro; etcétera) de los habitantes del común de pueblos y aldeas (sobre todo cuando no existían camiones y tractores).

Con unas inmejorables condiciones físicas para adaptarse a entornos áridos y semiáridos, siendo mucho menos exigente en cantidad y calidad en su alimentación, soporta la sequía y el calor mucho mejor que el resto de los équidos, es más dócil, manso y obediente, es más resistente a la enfermedad, es más longevo, es más barato, e incluso está dotado de mayor inteligencia. Sin embargo a pesar de todas estas virtudes y su inseparable actuación del ser humano a lo largo de varios milenios, no le han granjeado más que una terrible, denostada e inmerecida fama de necio, vil, petulante, incapaz de aprender, poco valioso, ignorante y torpe (visión que aparece ya reforzada en multitud de fábulas de la tradición oral greco-latina).

En las fuentes de la antigüedad nos encontramos con referencias de naturalistas (Aristóteles, Plinio El Viejo, Eliano, Plutarco) y agrónomos (Catón, Varrón, Columela o Paladio) y los singulares Apuleyo (que en el “Asno de Oro” nos relata las aventuras de Lucio y cómo este es transformado en burro y cómo es apalaeado y logra escapar de la muerte tras sufrir todos los oficios y posibles tratos vejatorios realizables a un jumento, un preludio romano a la Picaresca y a las aventuras de nuestro Lazarillo de Tormes) y Luciano (muy similar y coetáneo al de Apuleyo).
En las fuentes escritas el proceso de adjetivación negativa del asno (necedad-incapacidad) discurre paralelo al desarrollo de la conciencia de sobre-explotación en sus usuarios. Se produce una identificación a varios niveles (económico-social-cultural) entre los asnos y las clases más bajas, productivas y desfavorecidas de la sociedad, a las que se les vilipendia, se les achaca de analfabetas, embrutecidas. A las que se justifica (durante gran parte de la historia) todo tipo de insultos y desprestigio social (negándose incluso la posibilidad de tener “alma” dependiendo de su origen racial o pertenencia a determinados estamentos) esclavos, “clases campesinas/proletarias”, etcétera.

De la misma forma que durante tanto tiempo se vituperara y privara a la mujer de su capacidad reflexiva y de sus derechos más elementales e ineludibles dentro de su dignidad humana (a día de hoy continúa su negación y reconocimiento tanto en otras partes del mundo, cómo puerta con puerta, nuestros vecinos que siguen sin asumir su libertad e independencia) mientras se les granjeaba toda una serie de tropelías morales de las que eran las causantes por justicia y voluntad divina.

“Quien no es consciente de su pasado está condenado a repetirlo” y, por desgracia, haciendo bueno ese dicho, precisamente las clases más desfavorecidas y que eran sometidas a semejante trato proyectaban las humillaciones infligidas desde sus amos, repetían esos mismos comportamientos sobre sus pollinos, y la necesidad de legitimar socialmente esas actitudes son el caldo de cultivo en el que se genera y desarrolla la mencionada tradición oral tan profundamente enraizada en nuestra memoria colectiva. Si le preguntamos a cualquier niño de 4 a 6 años de nuestra sociedad es capaz de relatarnos varios adjetivos insidiosos hacia los jumentos, falsos con casi toda seguridad. Pero en nuestra construcción social de la realidad otorgamos culturalmente y transmitimos los valores que socialmente aceptamos como “buenos” y “cotidianos” por mucho que se alejen o correspondan con los hechos.



Como datos sobre los burros más cercanos (los de la Península Ibérica) he de decir que gran parte de ellos se encuentran en peligro de extinción y existen varias razas reconocidas. El burro andaluz-cordobés (el majorero es su variante canaria) de color tordo, rucio (gris) y con zonas en blanco. El burro catalán (de origen gerundense y con su variante mallorquina en Baleares) de tonos negruzcos y cabeza enorme. El burro de las Encartaciones (comarca vizcaina) vasco y es el de menor tamaño. Por último el burro zamorano-leonés (actualmente en León y en las comarcas zamoranas de Aliste y Sayago) de tonos parduzcos y pelo largo incluso en las orejas así como de gran tamaño proporcionado. Subvenciones y granjas-escuela así como campañas institucionales intentan que no desaparezcan cualquiera de estas razas autóctonas de este compañero tan escaso de ver a medida que transcurre el tiempo.

Como burros insignes podríamos citar a los burros de las fábulas griegas de Esopo, la borriquilla del Domingo de Ramos, Rucio (el burro se Sancho Panza), Platero (el burro andaluz-cordobés del poema de Juan Ramón Jiménez), el símbolo del Partido Demócrata de los EE UU (actualmente liderado por Obama) y el asno parlante de Shreck. Otro burro abnegado, trabajador, valioso y tozudo para sus quehaceres es el protagonista de un relato que escuché tantas y tantas veces de boca de mi abuela:
Volvían un padre, un hijo y su burro, del campo de trabajar. En el camino el padre se sentó en el burro, pues venia cansado, mientras el hijo tiraba de la bestia. Se cruzaron con un aldeano, y este le echó en cara al padre que fuese sentado sobre el burro mientras su hijo tiraba de él. Después de pensarlo un poco el padre musitó: “El aldeano lleva razón, mejor será que vaya mi hijo sobre el burro”.
Marchando el hijo sobre el burro y el padre tirando de él, se encontraron a un amigo del hijo, que le increpó a éste cómo permitía a su padre ir andando mientras él iba cómodamente sentado. Se miraron padre e hijo, y decidieron seguir los dos a pie el camino.
Poco antes de llegar a su casa pasaron por un pueblo vecino. Ambos oían a los del pueblo murmurar: “Un burro como ese y lo mal aprovechado que está”, “bien podrían ir los dos sentados cómodamente”, “¿Para que están sino los animales?”. Tanto al padre como al hijo les pareció buena la idea, por lo que decidieron terminar su camino a casa a lomos del burro.
Ya en su pueblo, en las calles cercanas a su casa sus vecinos empezaron a recriminarles el trato dado al animal, ya que éste tenia que hacer mucho esfuerzo llevándoles a los dos, y les recomendaron que solo uno fuese a lomos del animal.
MORALEJA: Hay veces que es mejor hacer lo que creas correcto, sin hacer caso a los demás, ya que puedes acabar llevando el burro a hombros.












LLAMAMIENTO: Llamamiento a que cambien los legisladores en la próxima reforma del Código Penal la consideración de animal doméstico. Se considera delito maltratar a perros y gatos pero no es delito (sólo es falta) llevarlo a cabo con animales como caballos, vacas y por supuesto burros.
Chema García

4 comentarios :

  1. Chema, Buen post en torno a un animal emblemático. Y la fábula de Esopo que tanto me gusta, pues conservo el libro donde venían éste y otros relatos interesantes, como "El Conde Lucanor" o "El piadoso caballero". Sobre el burro, tengo varias entradas en "Curiosón", aunque ahí te dejo la más reciente.

    Ya te sigo. Buen día. Un saludo

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  2. Froilán gracias por tu comentario. Míticas las fábulas de Esopo e imprescincibles para comenzar el aprendizaje del griego clásico. Me alegro que coincidas conmigo sobre los burros. Enhorabuena por tu "Curiosón" y sus espléndidas entradas. Un dato que al final no añadí a la entrada es la capacidad de hibridación de los asnos con otros équidos, cuyo resultado son especies como mulas (yegua-asno), burdéganos (caballo-burra) cebrasnos (cebra-asno). Y cómo el ejército alemán hoy en día viene a España a comprar mulos para su brigada de montaña http://www.20minutos.es/noticia/433437/0/alemania/mulos/lorca/

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  3. Estimado amigo, he estado buen rato por su blog. Es usted como una enciclopedia amigable de la que no puede uno alejarse. Hay aquí de todo, desde leyendas, información, poemas, cuentos, ensayos y las que se me escapan, pero todas escritas y documentadas excelentemente. Puede verse el compromiso y dedicación que tiene con su trabajo, haciendo de cada entrada un ejercicio impecable. Mi más sinceras felicitaciones y de ahora en adelante vendré por aquí a documentarme con usted. Saludos.

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  4. Garla Kat sus palabras son un estímulo para seguir por la misma senda. Cómo todo es mejorable, pero le agradezco su comentario y lo más bonito es que le haya gustado y se haya entretenido pues es esa la principal pretensión. Un saludo y agradecido de corazón por sus palabras.

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