Ads 468x60px

Push your language´s flag to translate this website

Catalá Galego Português English French German Italian Dutch Russian Portuguese Japanese Korean Arabic Chinese Simplified

Sin José Luis Sampedro entre nosotros... hay menos libertad.





"Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada". Esa frase rezuma la ideosincrasia de José Luis Sampedro. Una de esas personas de una talla y una calidad humanas tales que cuando uno lee en los diferentes periódicos sobre su óbito todos coinciden en lo mismo. Tan solo unas horas hace desde que se conoció su muerte, y todos los medios de comunicación no sólo coinciden en el fondo sino que incluso respetan lo que la Constitución Española expresa sobre el derecho a "informar".





Pues todos los periódicos "informan" sobre su vida y su obra y, reconocen y protegen los derechos a expresar y difundir sus pensamientos, ideas y opiniones. Su producción literaria, artística, científica y técnica. Su libertad de cátedra. Y el ejercicio de estos derechos no pueden restringirse por ningún tipo de censura previa. Éste, que es el artículo 20 de nuestra Constitución Española, de forma literal, sólo se cumple muy contadas ocasiones. Por lo que se convierte prácticamente en una utopía. Un lugar idílico como de lo que muchas veces hablaba y escribía José Luis Sampedro.

Cuando estas excepciones, se dan y se divulgan,  uno piensa que hay cosas que aún pueden cambiar y son posibles en este mundo, por utópicas que suenen. De sus argumentos y su fuerza proceden los dictados de este economista, José Luis Sampedro, quien defendía la humanidad de la sociedad para vivir todos de una forma más igualitaria de un mismo mercado y acabar con el mercantilismo de aquellos individuos que quieren acabar con la sociedad, postergando y humillando hasta la aniquilación de aquellos valores que con tanto ahínco defendía Rosseau en su "Contrato Social" y que se divulgaron como símbolo de la Revolución Francesa (Libertad, Igualdad y Fraternidad).

                           

Por que el académico de la RAE (Real Academia de la Lengua Española) José Luis Sampedro era un humanista con mayúsculas, y no renegaba de decir las cosas claras ni llamar al pan pan y al vino vino. Por eso su prólogo al libro de "Indignaos" de Stéphane Hessel (y que por desgracia fallecía hace poco más de un mes), no es casual, como tampoco lo es ninguna de sus frases, siempre elocuentes, mordaces, sin pelos en la lengua, pero con una inteligencia y una solidaridad hacia lo antropológico, con la mujer y el hombre como protagonistas, sin hacer extensible aquella famosa frase del despotismo ilustrado "Todo para el pueblo, pero sin el pueblo".



Quizá hoy vivamos aún con unas cadenas que, como nos recordaba bastante a menudo José Luis Sampedro, debemos romper y dejar de arrastrar y que todo cambie para que no cambie nada. De manera cíclica la Historia nos recuerda, que sin las revoluciones ni los cambios, sin las protestas y las luchas, no se producirían mejoras en los derechos sociales ni siquiera para llegar a la condición que hoy ostentamos y que nadie duda: la de ciudadanos. Por eso es bueno recordar que antes de 1789 con la Declaración de los Derechos del Hombre (los derechos de la Mujer por desgracia no se han recogido hasta la Conferencia de Beijing en 1995 de una forma "digna")  todos éramos súbditos y nuestra vida dependía de los caprichos de unos monarcas que podían decidir a su antojo sobre nuestra vida, puesto que una divinidad les había otorgado ese don. Hace de eso poco más de 300 años... y se pueden perder... en un día... al paso que vamos... por un simple Real Decreto.
Claro que hay que cosas que están cambiando y claro que nuestras condiciones socioeconómicas han mejorado mucho desde 1789, pero también es verdad que no nos podemos conformar, que no podemos dormirnos en los laurales y que debemos seguir poniendo de manifiesto que la libertad no es algo que siempre ha estado ahí, que se ha conquistado con sangre, sudor y lágrimas y es demasiado valiosa para perderla con subterfugios y resquicios entre los que se cuelan las más adyectas intenciones de quienes salen beneficiados con la crisis, aquellos que hacen negocio y crecen exponencialmente sus beneficios y su poder adquisitivo mientras el de una mayoritaria clase media, nos quedamos sin "clase" y de "media" ya no llegamos  ni a "un cuarto" a pesar de que cada día crecemos mucho más en número, como crecen las colas para revolver en los contenedores, para poder llegar a fin de mes. 

Mientras a otros se les llena la boca con sonrisas mientras el lujo invade sus vidas y no entienden por que existe "gente" tan molesta que no tienen otra cosa que hacer que entregar cartas de protesta a aquellos que tienen las decisiones, en definitiva que son los representantes del "Pueblo". Por lo que volvemos a esa democracia "indirecta" en la que sus representantes "legítimamente" elegidos deciden por ellos: Todo para el pueblo... pero sin el pueblo. Por supuesto que todo aquel que cometa delitos contra las personas, sean quienes sean desde aquí estoy en contra de ellos y por supuesto que no les defiendo.

                           

Pero que quieran hacernos comulgar con ruedas de molinos, y mientras muchas leyes son "escritas" dictadas por puño y letra a través de lobbies que  (por poner un ejemplo de compañías energéticas) pueden hacer regalos, dar fiestas y reunirse (sin luz ni taquígrafos) con los diputados y senadores que tienen el voto para modificar el déficit tarifario sobre la energía o sobre el precio de la luz. A eso no le llaman "condicionar el voto". Ni para ellos hay medidas disciplinarias. A esos representantes de esos lobbies son los que tienen que prohibirles durante un mes anterior a cualquier votación en el Senado o en el Congreso o en el Parlamento Europeo acercarse a menos de 300 metros de sus "Señorías" y no a grupos de ciudadanos desahuciados por prácticas abusivas y reiterativas de determinados sectores económicos de la sociedad. 

Para acabar y despedir como se merece a un "Sáez" de segundo apellido José Luis Sampedro Sáez ,(como el que escribe estas letras) las utopías (como la Utopía de Thomas Moro; la de Un Mundo Feliz; de Aldous Huxley, la de Farenhait 451 de Ray Bradbury y... muchas otras) existen para remover conciencias. Existen para despertar a ese león dormido que es el pueblo, cuya melena se forma de tantos rizos del hambre y de la miseria pero cuya libertad y opinión son más valiosos que los de cualquier élite gobernante "Sin libertad de pensamiento, la libertad de expresión no sirve de nada". Sin gente que grite eso alto y claro en cualquier foro, en cualquier libro, en cualquier plaza de pueblo... nos quedan sus escritos, nos quedan sus enseñanzas... pero sin José Luis Sampedro entre nosotros... hay menos libertad. En nosotros está dejar que eso ocurra o ponerle, en lo que atañe a nuestro pequeño pero gran granito de arena, remedio para formar un desierto que ahoguen la voz o los hechos de aquellos (en nombre de la ideología que sea, pues abundan en cualquier movimiento) que quieran acabar con la libertad.

Chema García

4 comentarios :

  1. Hola Chema! que alegría traerte el Premio Blog Estupendo!http://solo-de-interes.blogspot.com/2013/04/compartir-blog-estupendo.html, tienes un gran Blog en "Varlania, Tierra de Leyenda" así que más que merecido, espero que lo disfrutes, te dejo todos mis abrazos, con mucho cariño

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Enhorabuena por el premio!!!! Muchas gracias!!! Un abrazo enorme!!!

      Eliminar
  2. ...el 15 M ha cruzado los mares, ha estado SOL, en el vaticano, en wall street ... lo dice mi amigo josé luis ... ¡¡dios que bien piensa!! ... su 15 M es Sol y yompy tiene la certeza de que saldrán muchos jose-luis-sanpedro, ... y ahora al corazón J L Sampedro, no pensemos en castillos, ni en capitalismo, ni en deudores, ni acreedores. Hay que reducir todo a su justo termino, seamos simplistas; pensemos en como construir un mundo mejor.

    ResponderEliminar

Si te ha gustado dale un par de clicks a la publicidad en la barra lateral. Gracias por tu visita.